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Ojos de Perro Azul /

Por: García Márquez, Gabriel [Autor].
Tipo de material: TextoTextoEditor: Quito - Ecuador Plaza Janes 1974Edición: a edición.Descripción: 143 páginas. 12 x 18 cm.ISBN: 9788401242380.Tema(s): OJOS DE PERRO AZUL | LA TERCERA RESIGNACIÓN | EDUCACIÓN (OBRAS LITERARIAS) OJOSClasificación CDD: 808.3 /
Contenidos:
El cuentista Gabriel García Márquez. -- La tercera resignación. -- La otra costilla de la muerte. -- Eva esta dentro de su gato. -- Amargura para tres sonámbulos. -- Dialogo del espejo. -- Ojos del perro azul,. -- La mujer que llegaba a las seis. -- Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles. -- Alguien desordena estas rosas.
Resumen: Recopilatorio de cuentos. Entonces me miró. Yo creía que me miraba por primera vez. Pero luego, cuando dio la vuelta por detrás del velador y yo seguía sintiendo sobre el hombro, a mis espaldas, su resbaladiza y oleosa mirada, comprendí que era yo quien la miraba por primera vez. Encendí un cigarrillo. Tragué el humo áspero y fuerte, antes de hacer girar el asiento, equilibrándolo sobre una de las patas posteriores. Después de eso la vi ahí, como había estado todas las noches, parada junto al velador, mirándome.
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Tipo de ítem Ubicación actual Colección Signatura Estado Fecha de vencimiento Código de barras
Libros Libros Biblioteca Abancay UTEA
Área de Letras y Humanidades (primer Piso)
E.P. Educación 808.3 G26 1974 (Navegar estantería) Disponible BABA18050330

El cuentista Gabriel García Márquez. -- La tercera resignación. -- La otra costilla de la muerte. -- Eva esta dentro de su gato. -- Amargura para tres sonámbulos. -- Dialogo del espejo. -- Ojos del perro azul,. -- La mujer que llegaba a las seis. -- Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles. -- Alguien desordena estas rosas.

Recopilatorio de cuentos. Entonces me miró. Yo creía que me miraba por primera vez. Pero luego, cuando dio la vuelta por detrás del velador y yo seguía sintiendo sobre el hombro, a mis espaldas, su resbaladiza y oleosa mirada, comprendí que era yo quien la miraba por primera vez. Encendí un cigarrillo. Tragué el humo áspero y fuerte, antes de hacer girar el asiento, equilibrándolo sobre una de las patas posteriores. Después de eso la vi ahí, como había estado todas las noches, parada junto al velador, mirándome.

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